“Yo sentí que algo se rompió dentro de mí”, empezó a narrar Mary Dely Bonilla. De manera silenciosa un quiste ovárico había explotado en su interior. Para algunas mujeres, el precio de prescindir de un ciclo menstrual regular es alto, con consecuencias en su salud y economía al momento de formar una familia.
Cada mes, durante un período de 14 días, la mercadóloga recibía una estimulación ovárica a través de inyecciones subcutáneas. En el día 15, los médicos extraían 14 millones de espermatozoides de su esposo, Elvis Arias, inyectando una muestra de ellos en el útero a través de un catéter delgado, largo y flexible.
Luego de unos 20 minutos, la pareja era dada de alta médica. A veces ilusionados, otras veces agotados, sin embargo, cada intento era sinónimo de esperanza. Se trata de técnicas de reproducción asistida debido a la dificultad de procrear de la manera tradicional.
“Es un proceso difícil, traumático y doloroso, pero tenía conmigo una persona que era mi soporte. La sociedad nos cuestionaba, luego de casarnos, por qué no tenemos hijos, y esas palabras crueles me afectaban emocionalmente”, expresó.
Desde su unión matrimonial en 2001 le esperaba un camino largo y desconocido, el cual afecta al 20% de las parejas en República Dominicana, quienes lo descubren a un año de tener relaciones sexuales sin métodos de control de natalidad. Los médicos lo definen como infertilidad.
Enfermedad con un 20% de origen desconocido
Una de cada 10 parejas tiene problemas de infertilidad, estima la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ese fue el caso de Miguel Peña y Sandra Rodríguez, quienes se casaron en 2005 y pensaron en agrandar la familia después de cumplir con metas profesionales y personales.
“Estábamos estudiando y queríamos ser profesionales, viajar y luego tener hijos. Nos planificamos como seis o siete años, e inmediatamente quedé embarazada”, expresa Rodríguez.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Sucedió un aborto, incidente que ocurre al 8% de mujeres embarazadas dentro de las primeras 12 semanas de gestación, de acuerdo con la OMS.
En República Dominicana, la red hospitalaria pública registra un crecimiento fluctuante en los abortos espontáneos entre 2019 y enero 2023. El Servicio Nacional de Salud (SNS) contabilizó 15,473 en 2019, siendo entre 20 y 24 años el grupo etario con mayor prevalencia, con 4,888 casos. Entre 2020 y 2021 totalizó 11,384 y 12,304, respectivamente. Según los datos, en 2022 se fijó en 11,735 y para enero de este año unos 835 casos. Además, La Vega, Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez reportan la menor cantidad de estos procedimientos, con 38.
Según la fémina, este hecho los motivó a acudir a un obstetra con una subespecialidad en reproducción asistida, quien les indicó la técnica de inseminación artificial, un procedimiento catalogado de alto costo por los especialistas. El primer intento fue infructuoso. Las estadísticas indican que el 30% de la causa por la cual esto puede pasar se debe a la infertilidad masculina, otro 30% a la femenina, 20% a causas mixtas y un 20% de origen desconocido.
Estos factores son investigados a través de estudios y analíticas realizados por los galenos. “Todo estaba bien en nosotros. La doctora quería intentarlo una segunda vez, pero no estábamos preparados emocionalmente para hacerlo, a pesar de tener el dinero suficiente”, aclara Rodríguez.
Las mujeres con más de 35 años, parejas que tienen pérdidas de embarazos, pacientes con un historial de quimio, radioterapias o miomas, suelen ser declaradas con infertilidad desde el primer momento, según Omar de la Rosa, ginecólogo. Esto sucedió con Ruth Polanco, quien deseaba ser madre con 41 años. “No podía quedar embarazada porque tenía un problema en las trompas de falopio y la primera inseminación, con un costo de US$10,000, no resultó”, dijo a elDinero.
Ante esto, el galeno asegura que es un tema delicado, porque dependiendo la causa, la paciente puede quebrarse tanto emocional como económicamente. En el caso de Polanco, pausó los tratamientos de fertilidad, ya que los gastos indirectos ascendieron a RD$1 millón.
Acceso a las técnicas de reproducción asistida: más efectiva, pero de alto costo
El 85% de las parejas logrará un embarazo durante su primer año, el 90% en dos años y solo el 10% necesitará de la reproducción asistida para concebir, indica de la Rosa. Pone de ejemplo a España, que en el 2018 reportó que el 5.8% de sus nacimientos tenían un soporte vinculado a técnicas de fertilidad.
“En República Dominicana no manejamos un registro oficial de los nacimientos que se realizan mediante estos procesos. Nosotros tenemos una deuda con la sociedad (en ese sentido)”, expresa el doctor. No obstante, la clínica Profamilia Evangelina Rodríguez oferta el programa de inseminación artificial desde 1995. Solo entre 2021 y 2022 hubo un crecimiento de 9.4% en la asistencia de problemas de infertilidad, al pasar de 8,269 a 9,049.
Al desglosar los datos del 2022, se realizaron 3,547 consultas, 4,067 exámenes de laboratorio y se diagnosticaron a 1,287 personas con esta condición. Sin embargo, apenas se realizaron 148 procedimientos. De acuerdo con la especialista en fertilidad, Rosmery Féliz, el nivel de positividad se sitúa en un 75% ese año. O sea, 111 mujeres lograron un embarazo en 2022 mediante esta técnica. En esta institución, la inseminación artificial cuesta RD$14,000.
Según la compañía Eureka Fertility, en España, una inseminación artificial puede costar entre €700 y €1,700, mientras, en Estados Unidos el precio varía entre US$300 y US$1,000.
En República Dominicana, estos costos dependen de la clínica a asistir y el tipo de técnica que realice el paciente. Además, los galenos consultados por el medio afirman que con cada resultado negativo, las parejas deciden intentarlo una vez más, lo que duplica el costo.
Infertilidad masculina
El 70% de las veces, las mujeres acuden solas a consultas, pero el 34% de las causas de infertilidad son por factores masculinos. “La naturaleza es injusta. Aunque el hombre sea el que tiene el problema, los tratamientos lo llevará la mujer”, afirma Féliz.
El hombre lleva un tratamiento de medicamentos a base de antioxidantes y luego es referido a un urólogo y andrólogo que investigará las causas de su trastorno, que pueden ser por ausencia o disminución de espermas, morfología u otras anormalidades.
El 80% los causa el varicocele, una enfermedad silenciosa y de síntomas similares a un dolor de cabeza o de pelvis, de acuerdo con el especialista en urología, Ángel Féliz. Además, un promedio de 20 hombres acuden a su consulta cada año para tratar la infertilidad.
Resalta que el 85% de sus pacientes pueden procrear, pero el 15% restante debe acudir a clínicas especializadas en reproducción asistida porque su caso es “de alta complejidad”. En República Dominicana se registran 17 clínicas especializadas en fertilidad, de estas el 64.7% están ubicadas en Santo Domingo (11) y el restante entre Santiago, La Altagracia y San Pedro de Macorís.
Reflexiona sobre las parejas que no cuentan con el dinero necesario para concebir. “Donde más dinero se necesita es para las técnicas que pueden costar entre RD$150,000 y RD$300,000”, detalla el urólogo, aunque aclaró que una consulta sin cobertura de la administradora de riesgo de salud (ARS) cuesta RD$2,000.
La paciente considera que numerosos espsosos no se someten a tratamientos de infertilidad por los altos costos, por lo que entiende que es un factor que debe trabajar el Estado dominicano.
Aspecto cultural
La fecundación in vitro es definida por los especialistas como la unión del óvulo y el espermatozoide en un laboratorio. Este proceso es de alta complejidad, debido a que es el último paso para la concepción mediante reproducción asistida.
Eureka Fertility varía los precios de una fertilización in vitro desde €3,500 hasta €5,500, en España. En tanto, en Estados Unidos, este procedimiento puede ascender a US$10,000. Ante estos precios, la especialista de Profamilia indica que el precio de esta técnica en el país se fija en US$6,500, en promedio. “En un país tercermundista se buscan opciones para abaratar costos”, explica.
Juan Carlos, de 50 años, tiene una vasectomía, y Laura, de 25 años, quiere un hijo. La pareja se casó por el civil y decidieron ir a Profamilia. En el centro hospitalario se le realizó una biopsia testicular para aspirar algunos espermatozoides y luego proceder a esta técnica.
“Él congeló siete pajuelas de semen, porque si él se divorciaba no iba a realizar el proceso de nuevo, esto quiere decir que piensa tener más hijos”, agregó Féliz. República Dominicana es considerada por los especialistas como un país que evoluciona hacia la modernidad.
Indican que la mayoría de los pacientes que acuden a estos tratamientos son parejas nacidas entre 1980 y 2000.
Postergar la maternidad: una alternativa de bajo costo para los jóvenes
Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), para tener un embarazo saludable y sin complicaciones externas, el período de gestación debe comprender entre los 25 y 35 años de la mujer.
A partir de los 35 años, la mujer inicia la disminución de la reserva ovárica que produce naturalmente. Sin embargo, postergar la maternidad para priorizar los proyectos profesionales es algo que toma cada vez más auge. Esto se debe, principalmente, para realizar maestrías, emprender o alcanzar una meta profesional.
Con 33 años, Danelvi Hernández pensó en ser madre soltera a través de la donación de espermatozoides. El primer intento le costó RD$35,000 para realizarse una inseminación artificial. Tenía altas expectativas y al ver el resultado (negativo) me desilusioné, pero después lo tomé normal, porque tenía la oportunidad de intentarlo en otro momento”, afirmó Hernández. Aquí es cuando toma la decisión de prepararse profesionalmente.
Dos años después, afirma sentirse económicamente estable. “Pienso que en este 2023 volveré a intentarlo, pero con la fertilización in vitro (FIV)”, aseguró. Durante este procedimiento se extraen óvulos maduros y se fecundan con espermatozoide en un plato de laboratorio.
Al momento de ser fecundado (en el laboratorio) se convierte en un embrión y al quinto día es colocado en el útero. Este proceso es catalogado por los doctores consultados de alta complejidad, debido a que es una técnica que se realiza fuera del útero.
“Hay pacientes que deciden ser madres solteras, por lo que se inicia con una donación de espermatozoides y se realiza una fertilización in vitro”, así lo afirma la ginecóloga obstetra Yahaira Rossó, quien aclara que la paciente, dependiendo de sus posibilidades, decide cuál técnica quiere realizar, mientras el médico la orienta.
Los centros de reproducción asistida permiten congelar óvulos, espermatozoides o embriones, utilizando para su almacenamiento tanques con nitrógeno. Este proceso tiene una inversión de US$850 y un pago trimestral de US$50, siendo una técnica que permite a las mujeres postergar la vida materna.
Con el avance de la medicina, se puede realizar una biopsia preimplantatoria en el embrión durante el quinto día. Este proceso cuesta US$2,500 y detecta futuras enfermedades, alteraciones cromosómicas y el sexo que tendrá el bebé.
“Vitrificar ovocitos es como tener una cuenta en el banco; es mejor tenerla y no necesitarla, a necesitarla y no tenerla”, aseguró Rossó. Para su homóloga, Priscilla Jiménez, el tiempo de duración de los embriones criopreservados dependerá de la decisión de la mujer. Es decir, dependiendo del contrato, estas células pueden ser donadas a una pareja infértil, ser fuente de estudios universitarios o “llevárselo a su hogar, pero esto último significa morir”.
Rol del Estado y las ARS
Las administradoras de riesgo de salud (ARS) no avalan la infertilidad como una enfermedad en su catálogo de prestación de servicios, de acuerdo con los galenos y pacientes consultados por elDinero.
“Nosotros trabajamos durante más de ocho años para cubrir los tratamientos de fertilidad… ni siquiera una sonografía nos cubría, porque ellos sabían que estábamos con especialistas de fertilidad”, explicó Mary Dely Bonilla.
Recuerda que debía pagar RD$3,000 por una cita diaria durante 12 días al mes para realizarse una consulta médica durante el tratamiento de la infertilidad. De acuerdo con los cálculos, la paciente debía desembolsar RD$36,000 en promedio para el seguimiento de la cita médica.
“El sistema de seguridad social no cubre los problemas de infertilidad, también sucede en la región de América porque no existen políticas sociales”, explica la especialista de Profamilia, Rosmery Féliz.
Para Omar de la Rosa el Estado, junto a las ARS, deben proporcionar ayuda parcial a las parejas que no pueden tener hijos “porque no tienen los recursos disponibles para someterse a estas técnicas médicas”.